jueves, 28 de enero de 2010

Miro hacia arriba

Mirar las estrellas. Miedo y tranquilidad. Cuando miro el cielo de noche, panza arriba y con las manos detrás de la nuca, siempre pienso la misma cosa…
El cielo oscuro, las estrellas, la luna, nos cautivan profundamente. Lo mismo sucede con el fuego, con el mar, los horizontes. Esa especie de hipnosis que sentimos al apreciar cualquiera de esas maravillas se remonta a siglos de historia. En nosotros se encuentra la evolución del ser humano, eso implica que abarcamos todas las anteriores. Desde el hombre de las cavernas, hasta los piratas.
Todos llevamos impresa la tendencia a contemplar y a dejarse llevar por el encanto y la sensualidad del espacio.
Mirando como buscando, mirando como preguntando…mirando como esperando. Un Dios enorme e infinito. Lleno de posibilidades, lleno de misterios.
Miro las estrellas y me confieso. Peno.
Cielo infinito, punto de encuentro de los seres de la tierra. Denominador común para aquellos que lo contemplan, ricos o pobres, rojos o negros.

Pluralidad. Encuentro. Tal vez las estrellas representen un todo, un vínculo que revive cada vez que miro al cielo y sé que otro ser lo mira también desde otro punto de la tierra, desde otra estrella. Cielo unificador. Todo lo abarca.
Mirar las estrellas. Miedo y tranquilidad. Cuando miro el cielo de noche, panza arriba y con las manos detrás de la nuca, siempre pienso la misma cosa…


Victoria.

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